En esta sociedad tan competitiva que nos ha tocado vivir, el mundo de la ciencia no queda aparte. Así, durante toda nuestra vida científica competimos por obtener diferentes becas o contratos, desde la etapa predoctoral hasta la consecución de una plaza como investigador. En esta carrera de obstáculos no siempre prima la capacidad científica de la persona, sino que el azar y las relaciones humanas son a veces mucho más importantes. Desde la elección de uno u otro laboratorio donde empezar la carrera científica hasta la capacidad del jefe de laboratorio para maniobrar en las altas esferas de la ciencia influyen en gran medida en el resultado final de la carrera investigadora. De esta manera, como en cualquier otro campo de la vida, la persona debe saber maniobrar para conseguir llegar a lo más alto. Sin embargo, el verdadero científico no es el que llega más alto y consigue más poder en el mundo de la ciencia, el verdadero científico es el que disfruta con el menor descubrimiento que realiza, sea algo fundamental para la ciencia o sea un pequeño grano de arena en el mundo del conocimiento.

Manuel Martínez Muñoz
Dpto. Biotecnología-Universidad Politécnica de Madrid