La búsqueda del Ley motif de las cosas es el motor principal de la sabiduría humana. Aceptarnos como parte integrante en un ecosistema global parece cada día más difícil. El alejamiento del camino de la convivencia armónica con el resto de las formas de vida, y recursos inertes, acarrea una serie de consecuencias que empiezan a abandonar de forma patente su presunta inocuidad. El acercamiento al comportamiento del hombre como parte del Reino Animal viene de la mano de estudios abordados por numerosas disciplinas. Entre ellas, la Sociobiología , junto con otras como la Psicobiología o la Biología del comportamiento, aúnan esfuerzos para descifrar las bases del comportamiento humano a través de su naturaleza biológica. En un viaje ameno, riguroso y exhaustivo, el Profesor de Bioquímica de la Universidad Politécnica de Madrid, Pablo Rodríguez Palenzuela, nos conduce entre anécdotas y estudios científicos por algunos de los rincones del comportamiento humano en un reflejo de su lado animal. En “La lógica del titiritero”, Editorial Hélice, encontrarán un primer bocado, junto con una completa guía de reconocidos autores referenciados, que le acercará a su lado más desconocido. La presentación del libro tuvo lugar la pasada Feria del Libro de Madrid en un ambiente cordial dando lugar a un animado debate después de la intervención del autor y los invitados a la mesa. BioJournal tuvo el placer de disfrutar de una charla con el Dr. Rodríguez Palenzuela que muy amablemente contestó a nuestras preguntas.
¿Quién es el titiritero y cuál su lógica?
El titiritero no existe. Es tan sólo una metáfora para referirnos al hecho de que los individuos portadores de determinados alelos tienden a dejar más descendientes. Darwin lo denominó ‘selección natural'. Podemos llamarlo como queramos siempre que tengamos en cuenta que se trata de una fuerza ciega. La paradoja estriba en que cuando la selección natural actúa durante millones de años y sobre millones de individuos, los resultados ‘parecen' estar encaminados a un fin determinado y, por tanto, obedecer a un ‘diseñador inteligente'. Uno de los puntos fundamentales de la Teoría de la Evolución es que nos permite explicar muchas características de los seres vivos (incluidos nosotros mismos) sin tener que recurrir a causas sobrenaturales.
Van un inglés, un francés y un chimpancé, ¿en qué se parecen?
Depende de con quién se comparen. El inglés y el francés son prácticamente idénticos comparados con el chimpancé. Por lo que sabemos, los humanos modernos aparecimos en una fecha muy reciente (entre 100.000 y 200.000 años, lo cual es un suspiro en términos evolutivos) y descendemos de una población probablemente pequeña que surgió en África. Desde el punto de vista genético, somos una especie ‘pequeña' con muy poca variabilidad. La división clásica en cinco ‘razas' no está fundamentada sólidamente. La inmensa mayoría de los humanos somos muy parecidos en lo esencial: todos somos capaces de emplear el lenguaje, de pensar en términos de causalidad o de prever el futuro, de una manera que está fuera del alcance de la inmensa mayoría de los chimpancés. Esto no impide que cada persona tenga diferentes talentos y capacidades cognoscitivas y que la Biología juegue un papel importante en explicar tales diferencias. Al mismo tiempo, nuestra semejanza con el chimpancé es muy notable si la comparamos con otras especies de mamíferos. Los chimpancés forman grupos sociales muy compactos, en los que cada individuo conoce a los demás y recuerda su historial de interacciones con el resto. Los machos hacen y deshacen alianzas para aumentar su estatus. Se ha demostrado su capacidad de emplear herramientas y claramente pueden transmitir pautas de comportamiento por vía cultural (aunque en un grado obviamente pequeño comparado con nosotros); ocasionalmente organizan expediciones de guerra contra bandas limítrofes. Es imposible observar a un chimpancé y no percibir la estrecha relación que tenemos con esta especie.
¿Cree que el Hombre subestima su “lado animal”?
La polémica entre nuestro ‘lado animal' y nuestro ‘lado humano' lleva rodando siglos y está completamente mal enfocada. Simplemente es erróneo plantearlo como una dicotomía naturaleza vs crianza. Somos humanos porque somos animales y muchas de nuestras características eminentemente humanas son un producto de la evolución. La capacidad de hablar, seguramente el rasgo que más nos distingue de las otras especies, tuvo que requerir cambios concertados en la estructura del cerebro, la laringe y otras partes del aparato fonador; es muy difícil pensar que todos estos cambios no tuvieran un valor adaptativo. Lo mismo puede decirse de muchas características psicológicas, como la tendencia a cooperar, la relativa monogamia que predomina en nuestra especie y la tendencia de los padres por preocuparse por el bienestar de sus hijos. Sin embargo, hay que reconocer que sólo en las últimas décadas el avance fantástico de la Biología nos está permitiendo abordar estas cuestiones de manera más científica y menos filosófica.
Pero, volviendo a tu pregunta, la respuesta es ‘sí'. La sociedad en general (y las ciencias sociales en particular) han estado subestimando la importancia de la Biología para abordar muchas cuestiones relacionadas con esto. Hasta hace muy poco, la mayoría de los científicos sociales mantenía una extraña actitud que podríamos denominar creacionismo implícito ; por una lado, casi todo el mundo admite que los humanos somos el resultado de la evolución biológica, pero al mismo tiempo, la idea de que la Biología es importante para explicar la conducta humana ha sido objeto de un agudo rechazo. Para complicar las cosas, la polémica naturaleza-crianza ha estado siempre entremezclada con visiones ideológicas contrapuestas. En el pasado reciente, las connotaciones ideológicas han hecho muy difícil el analizar esta cuestión con calma. Sin embargo, es urgente retomar el debate a la luz de los nuevos avances en diversas áreas relacionadas, como la Neurobiología , Genética y la Biología Evolutiva. Podemos decir que incorporar la Biología a nuestra visión colectiva del mundo en una asignatura pendiente.
¿Cómo condiciona el comportamiento humano el actual “stablishment” social?
Mucho y seguramente esta es una de las grandes aportaciones de la Psicología Evolucionista. No cabe duda de que la búsqueda de estatus es uno de los grandes factores que motivan la conducta humana, lo cual coincide plenamente con las predicciones de la Biología Evolutiva: en la mayoría de las especies sociales, un alto estatus supone una ventaja reproductiva muy importante; por tanto, aquellos individuos que sean indolentes con respecto a esta cuestión tienden a dejar pocos descendientes. La conexión entre estatus y número de descendientes ha sido comprobada en diversas sociedades humanas de cazadores-recolectores, aunque dicha relación no se mantenga en la sociedad moderna occidental. En la actualidad no puede decirse que los individuos de alto estatus se reproduzcan más, pero de todas maneras, nuestra tendencia y deseo de mejorar nuestro estatus sigue operando. Obviamente, esta cuestión está directamente relacionada con la política. El objetivo principal de los diferentes sistemas políticos estriba en cómo manejar la cuestión de la desigualdad entre individuos. Naturalmente, la Biología no debe dictarnos un ideario político, pero puede iluminar la cuestión. Por ejemplo, si aceptamos la premisa de que somos una especie jerárquica, nos parecerá probable que si se elimina un sistema jerárquico particular pronto surgirá otro. Cuando pensamos en estos términos, el problema no consiste sólo en cómo librarnos de un emperador o un zar, sino diseñar estrategias robustas que hagan difícil la aparición de una nueva jerarquía fuerte. Esta cuestión ha sido abordada explícitamente por el filósofo Peter Singer, aunque –en mi opinión- su obra no es suficientemente conocida en países de habla hispana.
Este debut en la literatura divulgativa obedece a una necesidad de comunicar o lo considera una obligación como científico.
Ambas cosas. Escribir este libro ha resultado una agradable aventura intelectual. Al mismo tiempo, es evidente que vivimos en una sociedad donde la Biología no ha sido suficientemente asimilada, así que todos deberían aportar su granito de arena.
¿Qué es lo que ha aprendido mientras escribía este libro? ¿Puede comentar algo que le haya chocado especialmente?
He aprendido más cosas de las que me atrevería a reconocer, pero si tuviera que entresacar una historia, ahí va esta. Muchos estudios realizados en sociedades muy diversas han constatado la preferencia de los humanos varones por compañeras sexuales más jóvenes que ellos. Esta preferencia se explica en término evolutivos en función de la temprana terminación de fertilidad femenina en la menopausia, por lo que es evidente la ventaja reproductiva derivada por la preferencia hacia mujeres jóvenes. En cambio, en el chimpancé las hembras son fértiles hasta el final de su vida. No debería sorprendernos el hecho de que en esta especie las hembras viejas sean las más sexys.